Editorial.
El nuevo muro de Berlín como le llaman muchos, ha cobrado una nueva víctima; no la de un terrorista, ni narcotraficante o la de un miembro de Al Qaeda sino la de un mexicano en busca de trabajo, su delito para los hombres del imperio es ser pobre.
La muerte de Guillermo Martínez es una evidencia más de la política de criminalización del gobierno de Estados Unidos hacia nuestros connacionales. Con tan sólo 18 años Guillermo buscaba mejores condiciones de vida para su familia y encontró la muerte al cruzar el nuevo muro de Berlín auspiciado por la administración de Bush.
El gobierno Mexicano no ha reaccionado como se espera en estos casos debido a su política exterior servilista hacia Estados Unidos y además la sociedad en general todavía no se ha manifestado como debieran frente a este crimen, al parecer nos estamos acostumbrando a este tipo de prácticas. Mientras tanto el congreso estadounidense acaba de aprobar la “Border Protection, Antiterrorism and Illegal Immmigration Control Act 2005”(HR4437) que se envió al senado para su debate. Esta ley criminaliza la migración, la convierte en un delito federal.
Hasta cuando se va a permitir esto, es momento de reaccionar y darnos cuenta de la fuerza que podemos ejercer. México es el tercer consumidor de productos Estadounidenses en el mundo, además somos su principal fuente de mano de obra barata, la que aporta una gran riqueza a su poder económico y hegemonía, no debemos olvidarlo.
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