Por Roberto Castillo
publicado en Entre Líneas #13
Y en el principio fueron los dioses quienes poblaron los aires y los territorios de este continente: Viracocha, Quetzalcóatl, Uakti, Ixchel, Itzamná, y miles más de divinidades precolombinas, precortesianas, preeuropeas, prebushianas;
y estas divinidades crearon el agua, los aires, las plantas, los animales y los seres humanos, y éstos, contentos, inventaron la mitología, que es la forma creativa e imaginaria de explicar la naturaleza y los movimientos del corazón y el cerebro;
y adoraron a sus dioses, los cuales permanecen en la sangre, en los corazones, en la memoria histórica de las culturas que viven en desiertos y montañas, en sierras y costas, en los márgenes de ríos y lagunas, en selvas y planicies, en barrios insalubres y en reservas indígenas carcelarias, desde Alaska a la Patagonia, desde el Pacífico hasta el Atlántico;
y desde las nieves de Alaska hasta el desierto de Atacama, las culturas originales están presentes en los rostros morenos, en los corazones comanches, en las pieles rojas, aztecas, quéchuas, tarahumaras, yumanas, inuits, mayas, kutchins, guaranís, hopis, araucanas, tlingits,
y en la actualidad los nombres de las montañas y los ríos, plantas y animales, pueblos y rancherías, siguen llevando los nombres de antiguas lenguas: ocelótl, Temuco, aguacate, Paraná, huracán, Arequipa, jitomate, chicha, Cuchumá, pisco, Nanaimo, Ketchikan, pulque, Yakutat, escuincle, coca, Uxmal, peyote, chirimía, Maracay, cóndor, chocolate y maíz;
y los códices sagrados, los cantos de guerra y los cantos religiosos, las oraciones, danzas de fertilidad, flautas, cascabeles, tambores, chirimías, plantas medicinales, leyendas, recetas de cocina, consejos de los abuelos, blusas bordadas, penachos y tocados de la cabeza, joyería y diseños en ropas y cobijas, ponchos y zarapes, conviven, a veces pacíficamente, a veces en guerra, ante la cultura de las civilizaciones modernas;
y esta cultura primigenia no es algo estática, inamovible, ni algo exótico, ajeno a la vida cotidiana; está presente en los rostros morenos y ajados por el hambre y la pobreza, por el subempleo o encerrados en tiendas de curiosidades, como si fueran souvenirs, en reservaciones de alcohol y explotación donde el turista que ve a lo indígena como si fuera de paseo a mirar los aparadores de shopping mall o al zoológico,y esta cultura original es dinámica y sobrevive a los embates de las nuevas tecnologías, a los imperios occidentales y orientales, a las economías globalizadas, porque sus lenguas y sus creencias son anteriores a las fórmulas de la eficiencia y la industrialización, anteriores a los medios masivos de información, a la llegada de las guerras y los genocidios;
y la mitología antebushiana es maravillosa en colores, formas, olores, pensamientos, sentires y sonidos, y camina en nosotros, con nosotros, por grandes shopping malls, enormes edificios; viajan por elevadores, aviones, trenes, carros, barcos, internet, y por nuestras venas;
y las culturas aparecen como maniquíes en los museos de historia, y relucen en parades, desfiles, carnavales, conciertos, en documentales de People and Arts, en películas de Hollywood perseguidos y asesinados por vaqueros como John Wayne, en documentales de Discovery Channel sobre las culturas que se desvanecen;
y los jefes, los shamanes, los guerreros y los curanderos, las mujeres y los niños están en peligro de morir por enfermedades, por alcohol, por la pobreza, por el olvido;
Y los cuervos y las águilas, los coyotes y los osos, los manatíes y las águilas, los lobos y las lechuzas, los venados y los búfalos, los cóndores y las ballenas, a punto de desaparecer;
porque para ellos no existían palabras ni conceptos como exterminio, contaminación, extinción, pobreza, pasaporte ni visa, fronteras de metal ni oficiales de migración o armas de largo alcance ni leyes inhumanas;
y en la memoria están presentes las hazañas de Cuahutémoc, Crazy Horse, Atahualpa, Jerónimo, mientras los gobiernos y los institutos indigenistas, institutos de cultura popular, universidades, gobiernos, la National Geographic Society, ofrecen computadoras y la enseñanza del inglés para integrarlos al presente y el futuro, porque miran a las culturas no occidentales como algo ajeno, exótico, curiosos, nice, cute, interesting, pero no como una manera de mirar el mundo, vivir la realidad, comprender y transformar al universo.
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