4.27.2007

Falso dilema en torno al aborto

Por Rosario Maríñez

El tema del aborto ha venido planteándose en los medios de comunicación de manera muy simplista: Algunas personas están “a favor” y otras “en contra”. En el Distrito Federal están a favor del aborto. En Baja California están en contra. De esta manera se trata de un falso dilema que mediáticamente sirve para ejercer influencia en quienes no tienen una opinión, sobre todo, de manera informada. También se trata de un tema que está situado en un campo de confrontación de fuerzas, de una lucha por el poder. ¿Cómo es posible que un tema tan complejo, tan sensible, haya emergido en momentos en que la derecha y la ultraderecha se han instalado en la presidencia de la república y en los medios electrónicos más poderosos de este país? Pues precisamente por eso, porque gran parte de la población tiene mayor apertura como resultado de un largo proceso de secularización, y porque hay fuerzas sociales y políticas que han tenido la capacidad para otorgar visibilidad al problema del aborto, como lo han venido haciendo grupos feministas y organizaciones civiles estudiosas del problema y de la salud reproductiva durante muchos años; así como, los partidos situados en el espectro de la “izquierda”.
Lo interesante es que el tema del aborto nos ha mostrado nuestra incapacidad para el debate, para el argumento; y es esa incapacidad en la que se ha filtrado la intolerancia y el (ése sí) terrorismo ideológico de las cúpulas eclesiásticas, panistas y de grupúsculos ultraderechistas. Y si siguen en ese mismo camino, de antemano han perdido su guerra. El aborto es hoy día un tema ineludible pues seguirá en la discusión de la opinión pública; y no sólo ese, sino también el de la eutanasia y el de la clonación. Así que es mejor que aprendamos a debatir con argumentos, que aprendamos a hacer ejercicios de tolerancia y respeto, pues en la discusión en torno a esos temas se trata de confrontar lo que creemos, pensamos y sentimos desde muy diferentes puntos de vista.
Así que en el falso dilema de estar “a favor” o “en contra” se quiere obligar a ver que hay quienes opinan que la práctica del aborto no debe ser castigada y por otro lado, quienes piensan que debe castigarse. A pesar de esa tensión, existe la necesidad de hablar abiertamente sobre el aborto. ¿Por qué? Porque es una realidad no sólo en México, sino en el mundo. ¿Quién no se ha enfrentado en algún momento al dilema de un embarazo no deseado? ¿Ya sea como mujer o como alguien cercano a esa mujer que por alguna razón no desea en ese momento ser madre? La prueba de que el aborto no es una práctica deseable por nadie, es que ninguna mujer se embaraza deliberadamente para luego abortar. De allí que se dude que existan personas que estén “a favor” del aborto. Lo que sí es que hay muchas personas que están a favor de que exista una legislación que garantice el acceso al aborto, es decir, que éste no sea un delito.
La penalización no ha evitado la práctica del aborto, sólo la ha mantenido en la clandestinidad, y le ha otorgado la calidad de bien prohibido. A pesar de esa prohibición, tanto en el terreno del Estado como en el terreno de las leyes religiosas, las mujeres –que cuentan por miles— se ven obligadas a la práctica del aborto. Muchas de ellas, por sus condiciones de pobreza, se someten a malos abortos que ponen en peligro su vida. Otras, aquellas afortunadas dado su condición económica, pueden practicarse un aborto porque lo pueden pagar, pueden hacerlo en buenas clínicas, con el mejor método, con la ciencia a su disposición, sin ningún problema para su cuerpo. En el caso fronterizo, puede acudir a clínicas del otro lado. De esta manera la prohibición enfatiza las diferencias sociales, propicia la inclusión (buenos abortos) y la exclusión (malos abortos y la posibilidad de la muerte).
Es por eso que afirmar que hay quienes están “a favor” y quienes están “en contra” del aborto es un recurso lingüístico, retórico, para engañar, es un falso dilema. Detrás de ese planteamiento, la “razón” de los grupos de derecha es que hay quienes tienen la verdad, como ellos, y quienes están mal, están equivocados, y que la despenalización “obligaría” a todas las mujeres a abortar. Pero si consideramos al aborto como un problema de salud pública, y que su despenalización permite que las mujeres, cualquiera que sea su condición económica, puedan acceder a una intervención quirúrgica segura, está planteando entonces, el tema de las condiciones en que las mujeres abortan y en las que podrían abortar. Por eso, el dilema sería realmente o se mantiene la prohibición legal del aborto, o se despenaliza su práctica.

La autora es Maestra en Ciencias Educativas por el IIDE-UABC, y alumna del doctorado en Ciencias por el DIE-CINVESTAV.