11.30.2006

Asume Calderón; desea toma de protesta apegada a ley


00:09 Felipe Calderón Hinojosa dijo en su primer mensaje como presidente de México que acudirá en unas horas al Congreso de la Unión a tomar protesta.
El mandatario mexicano dijo que al recibir del presidente Vicente Fox la oficina presidencial, inicia el proceso de toma de posesión de la Presidencia de la República.
Más tarde, señaló, me presentaré ante el Congreso de la Unión para rendir la protesta constitucional tal como lo establece el artículo 87 de nuestra Carta Magna.
Dijo que apela al respeto a la investidura del Congreso, a la necesidad de fortalecer la vida institucional de México y al patriotismo de los legisladores para que todo se haga con pleno respeto a la Constitución.
Dijo que no ignora la complejidad del momento político que se vive ni las diferencias, pero que está convencido de que hoy debemos poner punto final a los desencuentros y a partir de ahí iniciar una nueva etapa que tenga como único objetivo anteponer el interés nacional por encima de las diferencias.
"Deseo que la ceremonia de toma de protesta esté apegada a la ley y al respeto de todos y cada uno delos mexicanos que con su voto han dado lugar a esta nueva etapa que hoy inicia.
"Estoy asumiendo la Presidencia de la República y con ésta el mandato legítimo de servir por los próximos seis años y de ser jefe de Estado y jefe de gobierno", dijo Calderón.
Poco después de las 23 horas, Calderón salió de su casa rumbo a Los Pinos junto con su esposa para realizar una ceremonia simbólica del cambio de poderes, que inició unos minutos antes de la medianoche y que tuvo su punto culminante apenas en los primeros segundos del 1 de diciembre.

Presidente Calderón: Incidentes y hechos en la entrega del Ejecutivo
00:08 En la Ceremonia de Transmisión de Poderes, de Vicente Fox a Felipe Calderón como presidente de México, surgieron diversos hechos e incidentes:
Al entregar el Presidente, Vicente Fox, la Banda Presidencial a un cadete del Colegio Militar se le desdobló y estuvo cerca de caerse.
Al cadete que recibió la banda le temblaban las manos.
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Recibe Calderón Poderes de la Nación

El panista dijo que espera que la Ceremonia a realizarse en el Congreso esté apegada a la Ley y al respeto
Ciudad de México (30 noviembre 2006).- Vicente Fox entregó esta noche el poder presidencial a Felipe Calderón en una ceremonia privada realizada en la Residencia Oficial de Los Pinos."Me comprometo a honrar servir y defender al País con todas mis fuerzas, con lealtad y patriotismo inclusive con mi vida", dijo Calderón al tomar posesión de su cargo y el lábaro patrio.

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Una luz en el túnel.
Por Rosario Maríñez

Mientras que los legisladores panistas y perredistas han tomado la tribuna del Congreso de la Unión, las fuerzas calderonistas han asumido el poder de facto aún antes de este 1 de diciembre: dirigiendo a la PFP, vigorizando e intensificando la represión policiaco-militar en Oaxaca; ello ha sido propiciado, sin duda, por la irresponsabilidad y el vacío foxista. El pasado 25 de noviembre se llevó a cabo una nueva incursión de la PFP que es en realidad el establecimiento de un Estado de sitio en esa entidad, la falta de garantías individuales y la violación de los derechos humanos. Lo que está ocurriendo en Oaxaca debiera ser una prioridad de la política nacional, y dolorosamente no lo es. Los reflectores mediáticos recrean y centran “la” política en el espectáculo de la Cámara de Diputados: la facción de derecha toma la tribuna para garantizar la toma de posesión de su presidente; mientras la otra facción (la izquierda institucional) quiere controlar ese territorio para impedir que Calderón sea investido presidente. Asimismo, perredistas y priístas deliberan sobre la insoportable levedad de la presencia de Fox en la “transmisión del poder”, etcétera. Todo ello constituye un ominoso ocultamiento sobre lo que ocurre en Oaxaca: se detiene a los miembros de la APPO, se nos dice que son altamente peligrosos, y se les traslada a cárceles en otras entidades para desvincularlos de su gente. Hay desaparecidos, heridos, torturados, hay gente que sufre persecución y cateos en su casa. La lista de las acciones represivas e ilegales es larga. ¿Quién está detrás de todo esto? ¿Quién ha dado la orden desde el gobierno federal? Las muertes, las heridas causadas a la población oaxaqueña ¿son el costo para mantener al cacique priísta de Ulises Ruiz? ¿Es la primera cuota de sangre que el pueblo debe derramar para sentar en la vetusta silla presidencial a Felipe Calderón?
En la búsqueda de una luz en este túnel conformado por la crisis de las instituciones de Estado, el cierre de los espacios para el quehacer político y la presencia de la mano dura, esta semana se ha publicado una propuesta interesante, aún cuando puede ser discutible, proveniente de un quehacer analítico. Adolfo Gilly, en su artículo “Reflexiones para una izquierda no subordinada” (La Jornada, 28/11/06) elabora un mapa de la situación crítica que vivimos y hace anotaciones sobre las posibles acciones que debieran emprenderse desde lo que considero una difusa y generalizada izquierda institucional.
Gilly hace un ejercicio donde podemos ver el diagnóstico en donde se vive una situación de “carencia de legitimidad y de fragmentación del poder” que ha llevado a la configuración de una “crisis de legitimidad”. La fragmentación es el eje de sus planteamientos, y a partir de allí señala que ésta ha ocurrido a partir del fallo del Trife, en donde se encuentran los indicios de un proceso manipulado que declara presidente electo a Felipe Calderón, y el cual no puede dar lugar a un mandato legítimo. También la fragmentación ha propiciado la impotencia de los Poderes de la Unión, y la emergencia de los poderes locales representados por los gobernadores: Ulises Ruiz, Mario Marín, Enrique Peña Nieto, así como la importancia de la Conago. Es en los intersticios de esa fragmentación donde tiene lugar el poder del narco. Asimismo, ha hecho posible el protagonismo de actores que no ocultan sus propósitos y ejercen un poder real: el Consejo Coordinador Empresarial, la jerarquía de la Iglesia católica, y los intereses militares y financieros de los Estados Unidos. En este escenario, y por otra parte, están otras fuerzas actuantes: la “multitud de agraviados, empobrecidos, exasperados mexicanos y mexicanas despojados de su voto” reunidos entorno al liderazgo de López Obrador; la APPO, construida a partir de una red de organizaciones autónomas; el EZLN y su Otra Campaña que hoy se ha conectado con múltiples grupos de todo el país para conformar nacionalmente una organización ajena a la izquierda institucional y a quienes detentan el poder desde arriba.
Aún cuando hay planteamientos discutibles en la propuesta de Gilly, como la relativa a las contradicciones que subyacen en las estructuras y objetivos de la CND, el FAP y el PRD en su quehacer con las instituciones como el Congreso y el Ejecutivo; y la tipificación del liderazgo de AMLO, el cual señala que es heredero de Tomás Garrido Caníbal, es interesante retomar lo que él llama premisas para una organización de izquierda no subordinada, como son: mirar desde el lugar y las demandas de los oprimidos, explotados y subalternos (aquí encuentro la influencia en Gilly de las tesis sobre la historia de Walter Benjamin, en donde propone hacer una “historia a contrapelo”, perspectiva que es muy sugerente para el quehacer historiográfico); pintar una raya con la ideología de la izquierda institucional; comprender los motivos de las multitudes que apoyan a AMLO, sin subordinarse a su liderazgo; y conectar con las ideas y razones de los grupos que por todo el país están organizados y en vías de organizarse.
La crisis actual no debe inmovilizarnos. Al final del túnel se vislumbran las formas de la democracia participativa que muchas comunidades practican en este país.


La autora es Maestra en Ciencias por el IIDE-UABC, y estudiante del Doctorado en Ciencias por el DIE-CINVESTAV. Correo electrónico: r_marinez@yahoo.com