12.19.2006

De-cierto cultural

Atenta la poesía contra la violencia

Por Jorge Arturo Freydig
freydig1@yahoo.com.mx

Como una “experiencia universal e inédita”, califica en un comunicado la escritora Elizabeth Cazessús al “Atentado Poético Call and Response”.
Un encuentro inusual de poetas de ambos lados de la frontera que, a través de lo que hoy es ésta, réplica del Muro de Berlín, lograron borrarla el 16 de diciembre diciéndose poesía a través de altavoces y una intensa corriente de emoción que la cruzaba en libertad desde y hacia una terraza en la Colonia Federal de Tijuana y el estacionamiento de la tienda Ueta del lado de San Ysidro, California.
Organizado por el Foro Cultural Ciudadano de Tijuana, Focuc, con apoyo de integrantes del Comité Fronterizo de Arte y Cultura, el Comité Ciudadano de Seguridad Pública y espacios independientes, el encuentro, el “atentado” como ya se le conocerá en las referencias, sienta un importante precedente.
Primero, porque pese a la amenaza de tormenta y las compras decembrinas, aquel puñado de poetas, artistas y promotores culturales bajacalifornianos, chicanos y norteamericanos que reunió, y con cobertura de prensa internacional, logró un éxito simbólico que —lo percibí claramente— afectó a cada participante para mantener encendida la antorcha para posteriores “atentados”.
Segundo y más importante, por lo que ya dice Elizabeth de una experiencia inédita en la frontera más crítica del mundo, y universal por lo que puede aportar al rescate de lo que es humanidad, a la Resistencia de hoy, la que hoy organizamos al hacernos responsables de enfrentar al anillo de poder de nuestro tiempo.
Y tercero porque señala una faceta distinta en el persistente trabajo del Focuc, ahora con un activismo creativo que, estoy seguro, transmitirá un mensaje alentador a otros grupos ciudadanos de la cultura y ciudadanos activos en Baja California, y, sobre todo, aportará en el sentido de una nueva percepción de lo que con diversidad de acciones puede y podría la promotoría ciudadana crítica.
«Momentos como este trascienden todas las barreras y los muros», escribe también Elizabeth Cazessús, principal organizadora del encuentro junto con el galerista Luis Ituarte, promotor de la “Casa del túnel”.
Y esa fue otra gran experiencia, una convergencia idónea: el Atentado Poético iniciando en esa Casa del Túnel.
Como explicó Luis Ituarte, esta casa de la Colonia Federal fue una vez el hogar de una de las viejas familias de Tijuana que, sin conocimiento de la finalidad de a quienes les rentaba, un buen día de hace dos años se encontró —como toda Tijuana— con que allí era la salida del más reciente narcotúnel descubierto.
Salía desde lo que fue la sala y cruzaba, recorriendo, deduzco, unos doscientos metros, hacia el estacionamiento de la Ueta Duty Free, donde un camión se estacionaba a veces sobre una alcantarilla por la que salía de Tijuana lo que Manú Chao ha reimpreso en la percepción internacional como signo de la ciudad.
Y cuando aquel camión se estacionaba e algún momento, una patrulla fronteriza alcanzó allí a un frustrado migrante que se detuvo cansado de la persecución, haciéndose el descubrimiento del inconfundible olor a fresca marihuana.
Bueno, pues esa sala y la planta baja, en cuyo piso hoy se observa un rincón encementado de donde partía el narcotúnel, se convertirán ahora en un departamento para residencia de artistas extranjeros en intercambios para que artistas locales hagan residencias en el extranjero; mientras que la segunda planta y la terraza de la tercera planta serán galería de arte y foro artístico.
Esa fue la terraza, parecida a la proa de un barco dirigida al norte universal porque a nadie pertenece, donde la poesía inició un atentado contra la violencia urbana y fronteriza, logrando convocar la autoría y voz de poetas de ambos lados del muro y poetas contemporáneos en la voz de quienes la alzaron a través del que no pudo ni podrá separarlos.
Desde donde yo observaba la mayor parte del tiempo, la vista de los poetas del otro lado, a unos cien metros allá y por debajo, se cubría en parte por las banderas de las barras y las estrellas y el águila y la serpiente, colocadas en la baranda y a ratos ondeando con el frío viento de la tormenta que amenazaba.
Una magnífica metáfora visual y escénica, los emblemas que en otras veces nada dicen, el frío y el muro, el frío y la separación que no lo fueron y sí aquella energía de puente para el copal y los tambores ceremoniales de un México cuyos antiguos dioses aún lo velan —por si no lo recordaba el Imperio— y de la poesía chicana que corroboraba que aquí las raíces son identidad y las llevamos dentro.
Y desde donde aquellos poetas nos miraban nuestro sitio debió parecer precisamente aquel barco flanqueado por banderas de las Américas e Iberia y siguiendo la estrella de otro norte... otro.
Tal fue la instalación artística de Luis Ituarte quien por dos años esperó perseverante a que la PGR levantará la restricción a la casa para realizar allí su proyecto de promoción con apoyo del Comité Fronterizo de Arte y Cultura.
Porque para la Casa del Túnel también fue un inicio, la primera actividad pública allí realizada, que fue seguida por una marcha de poetas prevista hasta el Palacio Municipal donde, al parecer, el Imac no tuvo a tiempo los micrófonos con que se comprometió, y por lo cual el evento culminó en el Multiforo del ICBC, donde el titular José Flores Campell hospedó de último momento la lectura conjunta de todos los poetas participantes, y teatro y música contra la violencia.
Una “antología en vivo y transfronteriza” que “renueva las trincheras de la poesía escrita en el norte”, otra vez en palabras de Elizabeth.
Yo fui a participar como poeta, no iba en plan de periodista; pero siempre hay que estar alerta para los hallazgos... y eso fue el Atentado Poético. Esperaba algo especial, y quería apoyar una iniciativa creo que importante del Focuc, grupo con el cual compañeros de Mexicali y Tecate hemos tenido acciones conjuntas en el Frente Estatal de Cultura; pero la experiencia rebasó mis expectativas.
Por eso, ya antes de que el evento finalizara, sabía que en esta columna dedicada más bien al acontecer en Mexicali, escribiría sobre el “atentado” en Tijuana; por todo lo que fue y significó y por lo que puede ser y significar para los artistas de Mexicali y Baja California. En esa esperanza escribo esto, que es ya propuesta